El ambiente prebélico en Alemania, 1914

Planes militares alemanes

Helmuth Johannes Ludwig von Moltke (1848-1916). Moltke el Joven, Jefe del Estado Mayor General alemán entre 1906 y 1914

«Hay que habituar al pueblo alemán a pensar que una guerra ofensiva por nuestra parte es una novedad para combatir las preocupaciones del adversario. Hay que llevar las cuestiones de tal manera que, bajo la penosa impresión de armamentos poderosos, de sacrificios considerables y de una situación política tensa, se considera como una liberación el desencadenamiento de una guerra, y hay que preparar ésta desde el punto de vista económico pero sin despertar la desconfianza de nuestros financieros.

Estos son los deberes que incumben a nuestro ejército, y que exigen un efectivo elevado. Si nos ataca el enemigo, o si queremos domarle, haremos como nuestros hermanos de hace una centuria: el águila provocada emprenderá el vuelo, apresará al enemigo con sus apretadas garras y lo volverá inofensivo. Recordaremos que las provincias del antiguo Imperio Alemán -el condado de Borgoña y buena parte de Lorena- están todavía en manos de los francos y que millares de hermanos alemanes de las provincias bálticas gimen bajo el yugo eslavo. Devolver a Alemania lo que antaño poseía es una cuestión nacional».

General Molke: Memorándum de 13 de marzo de 1913

La tensión en la prensa

«Francia no está aún preparada para el combate. Inglaterra se enfrenta con dificultades interiores y coloniales. Rusia rechaza la guerra, porque teme la revolución interior. ¿Vamos a esperar a que nuestros adversarios estén preparados o debemos aprovecharnos del momento favorable para provocar la decisión? Esta es la grave cuestión que hay que zanjar.

El ejército austriaco es aún fiel y útil. Italia está todavía firmemente ligada a la Triple Alianza e incluso si prefiere […] mantener la paz para restañar las heridas de la última guerra, sabe […] que si Alemania es derrotada, quedará sin remedio a merced de la violencia de Francia e Inglaterra y perderá su posición independiente en el Mediterráneo […] Podemos igualmente contar llegado el caso con Turquía y Rumania […] Podríamos tener la dirección de la política europea mediante una ofensiva resuelta, y podríamos asegurar nuestro porvenir.

Esto no quiere decir que debamos provocar la guerra; pero allá donde se manifieste un conflicto de intereses […] no debemos retroceder, si no solucionarlo mediante la guerra y comenzarla con una ofensiva resuelta, poco importa el pretexto, porque no se trata de ese conflicto, sino de nuestro porvenir, lo que está en juego.»

Extracto de un artículo aparecido en el diario alemán Die Post, 24 de febrero de 1914

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Plan Schlieffen (1905)

Alfred Graf von Schlieffen (28 de febrero de 1833 - 4 de enero de 1913)

«Inmediatamente después de la guerra de 1870-71 se hizo evidente que una guerra simultánea contra Francia y Rusia sería la prueba más peligrosa para la estabilidad del nuevo Imperio alemán. En consecuencia, Moltke emprendió sus preparativos; continuarlos fue la tarea fundamental de sus sucesores.

En una guerra sí nosotros nos encontraríamos en la línea interior. Raramente, en ese caso, se es lo bastante fuerte para atacar a los dos adversarios a la vez. La conducta a seguir es idéntica en todos los manuales: se atiende primero a un adversario y después al otro, al cual se ha contenido hasta ese momento. Así actuó ya Federico, el Grande, durante la Guerra de los Siete Años contra los austríacos, los rusos y los franceses; así actuó Napoleón en su primera campaña de 1796 contra los austríacos y los piamonteses; así quiso actuar en su última campana contra Blücher y Wellington, en 1815. Entonces era necesario conseguir mediante la rapidez de las marchas y la conservación del secreto de las operaciones, lo que hoy nos proporcionan los ferrocarriles. La maniobra parece simple, pero su ejecución es extremadamente difícil. ¿Contra qué adversario volverse primero? ¿Hasta qué punto llevar esta operación? ¿Cuándo abandonarla? ¿Cómo contener al otro adversario hasta que llegue el momento? El principio es desembarazarse primero del enemigo más fuertey más peligroso: pero eso no basta …

Avance de los ejércitos alemanes, según el Plan Schlieffen

Moltke senior quería atacar a Rusia y defenderse de Francia … Pero el conde Schlieffen se percató en seguida de que los franceses eran el enemigo más poderoso. e! más amenazador, al que había que atacar con tanta superioridad numérica como fuera posible… Fue entre 1894 y 1905 cuando se formó una opinión sobre la forma de dirigir el ataque contra los franceses. Las dificultades del ataque frontal debían llevarnos al envolvimiento, aunque en un principio la maniobra envolvente debía ir todavía combinada con un ataque frontal …

En los años siguientes, el conde Schlieffen fue acentuando progresivamente la idea de envolvimiento. El ataque de frente fue abandonado. El ala izquierda, en Lorena, recibió una misión defensiva. La práctica totalidad de las fuerzas debía efectuar el gran movimiento de envolvimiento y de convergencia, apoyándose a la izquierda en Mezt; atravesando Bélgica y el norte de Francia como un poderoso rodillo, desbordaríamos toda posición francesa que nos encontráramos. El teatro de operaciones se extendía, creando espacio para un ejército inmenso … Era preciso aniquilar el ejército francés. La condición esencial para la ejecución de toda la campaña era constituir un ala derecha potente; por medio de ese ala se ganarían batallas, se perseguiría al enemigo sin descanso y se le obligaría a sucesivos retrocesos».

General Von Kuhl, El Alto Estado Mayor Alemán antes y durante la Guerra Mundial, 1920

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